Club de lectura Sesión 5.

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La lluvia amarilla de JULIO LLAMAZARES
 
Iniciamos el año con el primer encuentro de los miembros del Club de Lectura, el 27 de enero, a las 21:00 horas, en el que se debatirá en torno a la obra “La lluvia amarilla” de Julio Llamazares, publicada en 1988, y finalista al Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa. Crónica de la despoblación, es un monólogo-evocación ambientado en una aldea perdida en el Pirineo aragonés, con el que el autor consigue una síntesis positiva de fantasía y paisaje
 
La lluvia amarilla de Julio Llamazares es una novela escrita completamente en forma de monólogo interior y cuenta la última noche de Andrés de Casa Sosa, el último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo oscense. La novela se sitúa en un período cercano al de los años cincuenta y, prácticamente, la totalidad de la década de los sesenta. La historia de Andrés es el transcurrir de una vida y, a su vez, la muerte de una manera de vivir. Tenaz en su convicción, sin perder la fidelidad a las costumbres propias en ningún momento, será el último habitante de su pueblo natal y de la casa que le ha visto nacer, y se verá acuciado por todos los males imaginables: la soledad, la muerte, la desidia, la enfermedad, el odio, la alucinación, el tiempo. 
 
Julio Llamazares, es un escritor y periodista español que nació en el desaparecido pueblo de Vegamián (León) en el año 1955 poco antes de que quedase inundado por el embalse del Porma. Estudió Derecho, pero abandonó pronto la abogacía por las letras. Vive en Madrid, pero en su obra se remite a sus viajes y a su origen leonés. La obra de Julio Llamazares se caracteriza por su intimismo, el uso de un lenguaje preciso, el exquisito cuidado en las descripciones y una enorme sensibilidad hacia la naturaleza y hacia un modo de vida que tiende a desaparecer.  
 
SINOPSIS de  “La lluvia amarilla”
Andrés, el último habitante de Ainielle, pueblo abandonado del Pirineo aragonés, recuerda cómo poco a poco todos sus vecinos y amigos han muerto o se han marchado a la ciudad. Refugiado entre las ruinas de ese pueblo fantasma, su anciana mente extraviada por la larga soledad sufrida evoca los días en que compartía su tiempo con su esposa, Sabina, y la desapacible aflicción que sintió cuando encontró su cuerpo yerto en el molino, víctima del suicidio, fruto de la desesperación. Se imagina las sensaciones de quien pronto, quizás un grupo de excursionistas en busca de vestigios de otro tiempo, lo encuentre a él bajo el húmedo musgo que ha invadido las piedras, su historia y su recuerdo.. 
 
 

 

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